Psicoanalista y Psicologa Malaga

 

CARTA A UN MALEDUCADO


Reiterar es educar

Querido maleducado,

No se si te das cuenta o no, ¿pero te has fijado que andas por ahí chillando, insultando, con malos aires y desplantes? No sólo eso, cada vez que algo te pone de los nervios ya quieres pegar. Parece que siempre estás a la defensiva, como si todo el mundo te atacase. Pienso que no es una cuestión de la gente, más bien creo que es una cuestión de tus nervios, algo les debe pasar que están todo el día a flor de piel.

Tú siempre tienes justificación para todo lo que haces o para todo lo que te pasa. Siempre te pones en situación de víctima. Podrías reflexionar, cuando estamos juntos, tú rara vez hablas para comunicar, tú sueles hablar para agredir. Eres una persona que no trata bien a las personas. ¿Crees que en esa situación puedes exigir algo?

Realmente pienso que no estás en las mejores condiciones para educar a tus hijos. Pretendes que los niños no griten, no se peleen, que estén tranquilos… ¿Pero te has parado a ver como interactúas tú con el mundo? Es difícil trasmitirle a un niño el amor por algo que tú no amas. Por ejemplo, ¿cómo le vas a decir a tu hijo que lea si en tu casa los pocos libros que ahí son un objeto más de decoración? ¿O cómo le vas a decir a tu hijo que no conteste, si tú en vez de hablar parece que disparas?

Querido maleducado, espero que esa situación de tensión constante no te guste y también espero que en lugar de resignarte a que el mundo cambie, tú tomes parte de tu bien estar. Pero si no eres capaz de hacer para ti lo que más te conviene, será que no deseas tu bien, y así ¿cómo vas a querer el bien para los demás? ¿cómo vas a poder tratarles bien? Si aplicases la frase "ama al prójimo como a ti mismo", sería un verdadero peligro.

El proceso de la educación, tanto en los padres como en los profesores, es una transmisión de los modos de pensar, de juzgar la realidad, de concebir el mundo, de amar, de odiar, de trabajar. Y esto, es lo que el niño, va a recibir en los primeros momentos de su existencia, modelos que le harán marca en su futuro social.

Está bien que sepas que lo más importante no es que tus hijos sepan matemáticas o lengua. Lo más importante es dotar a tu hijo de modos de pensar y abordar la realidad. Por eso, para que tus hijos sean buenos ciudadanos y buenas personas tendrían que recibir buenas dosis de amor.

Piensa que para una buena educación, la mayoría de las veces no hacen falta grandes proyectos ni grandes inversiones económicas. Lo que hace falta son grandes cantidades de amor, paciencia, comprensión y dedicación. No se trata de juzgar y reprimir al niño, se trata más bien de comprenderle y ayudarle a crecer.

Un beso.