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EL OBSERVADOR:
¿saber hablar o escuchar?
Hablaba el observador la semana pasada sobre la importancia de saber
comunicarse. Nos recuerda que los elementos de la comunicación
son tres: emisor, receptor y mensaje. Esta semana, para que veamos hasta
dónde podemos llegar, nos cita una parodia de dos personajes.
Una historia muy cercana a la realidad y cuyos personajes podrían
ser perfectamente cualquiera de vosotros. El cuento es de J. Bucay y
se titula "la esposa sorda".
Un hombre llama al médico de cabecera de la familia.
-Ricardo, soy yo, Julián.
-¡Ah, hola! ¿qué te cuentas, Julián?
-Pues mira, te llamo porque estoy preocupado por María.
-¿Pero qué le pasa?
-Se está quedando sorda.
-¿Cómo que se está quedando sorda?
-Sí, de verdad. Necesito que vengas a verla.
-Bueno, la sordera en general no es una cosa repentina ni aguda, así
que el lunes tráemela a la consulta y la miraré.
-¿Tú crees que podemos esperar hasta el lunes?
-¿Cómo te has dado cuenta de que no oye?
-Pues
porque la llamo y no conteste.
-Mira, puede ser cualquier tontería como un tapón en el
oído. A ver, vamos a hacer una cosa: vamos a detectar el nivel
de sordera de María. ¿Dónde estás tú?
-En el dormitorio.
-Y ella, ¿dónde está?
-En la cocina
-De acuerdo, llámala desde ahí
-Maríaaaaaaaaaaaaaa...!No, ni caso
-Bueno, Acércate a la puerta del dormitorio y llámala
desde el pasillo
-¡Maríaaaaaaaaaaaa! No, no me oye.
-Espera, no te desesperes. Ve a buscar el teléfono inalámbrico
y acércate a ella por el pasillo llamándola para ver cuándo
te oye.
-¡Maríaaaaaaaa, Maríaaaaaaaa! No hay manera. Estoy
delante de la puerta y la veo, está de espaldas lavando platos,
pero no me oye, ¡Maríaaaaaaaaaaaaa...! No hay manera.
-Acércate más.
El hombre entra en la cocina, se acerca a María, le pone una
mano en el hombro y le grita a la oreja: "¡Maríaaaaaaaaaaaaaaaa..!
La esposa, furiosa, se da la vuelta y le dice:
-¿Qué quieres? ¡Qué quieres, qué quieres,
qué quiereeeeeeeeeeeeeeeeeesssssssss!" Ya me has llamado
como diez veces y diez veces te he contestado "qué quieres".
¡Cada día estás más sordo, no sé por
qué no vas al médico de una vez...!
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