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PSICOSOMÁTICO
Actualmente los ambulatorios están saturados. Muchos de los pacientes que acuden a sus centros de salud, reciben una atención fallida. ¿Fallida por qué? Porque la medicina atiende todo aquello relacionado con lo orgánico, y desconoce o no puede atender lo relacionado con lo psíquico. Abordar la psicosomático parece más una cuestión de moda que científica. Lo psíquico juega un papel inevitable y obviarlo es descuidar aspectos fundamentales del paciente y de la génesis de la enfermedad. El término psicosomático, según lo define la medicina, tiene muy poca precisión: proceso psíquico que tiene influencia en lo somático. Según un ejemplo citado en el libro "Psicoanálisis y Medicina", podríamos preguntarnos lo siguiente: ¿ruborizarse no es acaso un hecho psíquico que produce un cambio somático visible, aunque transitorio? La medicina científica, aunque reconoce la importancia de los procesos emocionales en la aparición y desarrollo de la enfermedad, descartó la investigación en este campo por considerar que dichos factores son variables imposibles de estudiar metodológicamente. La Escuela de Chicago, establece siete enfermedades psicosomáticas: hipertensión arterial, úlcera péptica, neurodermatitis, colitis ulcerosa, tirotoxicosis, artritis reumatoide y asma bronquial. Enfermedades cuyo único pronóstico por parte de la medicina, es que la enfermedad acompañará al sujeto todos los días de su vida, algo así como una sentencia o como un matrimonio sin posibilidad de divorcio. El psicosomático utiliza frases cerradas que lo define: "soy
ulceroso", "soy asmático", él es la enfermedad
y como no puede expresar una ambivalencia afectiva, la expresa en el
cuerpo. A la pregunta "¿qué me va a pasar?"
no hay que contestar, hay que dejarla abierta para que el enfermo asocie
libremente. Desde el psicoanálisis se puede construir un nuevo
sujeto, que no necesita lesionar sus órganos para hablar. Una
vez que el sujeto está en análisis, se modifica la manera
de relacionarse con el mundo.
¿Sabías que...?
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