Psicoanalista y Psicologa Malaga

 

CARTA DE UNA POBRE

 

Querido,
Me hallo pobre de espíritu, como si dijéramos enfermo del alma.

Me encuentro torpe para decir lo que me pasa, impotente diría yo. Tengo muy pocos recursos para ver la vida de otra manera. Y esa es toda mi pobreza. Además, seguro que esta burda fragilidad, también me está afectando al bolsillo.

Me cuesta escribirte y he pensado en ir al médico por ello. Hay días en que no atino ninguna combinación de palabras, parezco un disco rayado. Claro, a mí apenas me han enseñado a escribir, apenas uno letras, letras que hagan palabras, palabras que hagan frases, frases que construyan mi vida. Lo que mejor he aprendido es a tomar café. Y para ser feliz me hace falta el café, pero también algo más.

Estaba escuchando en la radio, un programa que se llama una Cita con la palabra, y han dicho que lo que me pasa no es una cuestión de médicos sino de psicoanalistas. Decían que no hace falta estar en cuarentena para conocer la peste, que se puede leer La peste de Albert Camus o Muerte en Venecia de Thomas Mann. Y que la cultura es salud y la lectura nos salva de alguna ignorancia y de algunos prejuicios.

Leer es como vivir varias vidas, eso decían en el programa, y la verdad es que me ha hecho reflexionar. Entiendo que el arte, más allá de cumplir una función lúdica o estética también sirven de ejemplos de vida. De esta forma ya nadie puede decir que no hace cosas porque nunca han tenido nadie de quien aprender. No tener ejemplos cerca ya no es una excusa, porque el mundo es mucho más que el pequeño entorno que nos rodea. No todo se aprende en la familia, se aprende también de los compañeros de trabajo, la televisión, la literatura. Pero claro, uno se resiste a hacer las cosas de manera distinta a su familia.

Me ha convencido eso de que si leo, veo cuadros, películas, mi vida serán más vidas. Tal vez de la literatura, la pintura, las películas, pueda captar otra visión del amor, otra visión de la guerra, otra visión de la política, la amistad, el dinero…

Así, acompañada de la historia, espero que más tarde lleguen los días donde yo me enfrente a la página en blanco o a la tela. Y a ver si desarrollo esta facultad que dicen que está en nosotros. Claro que ya sé que no es sin trabajo. El secreto dicen, es practicar.

Leer y practicar para que mi vida cobre otra dimensión. Para que mi mirada deje de ser pobre. Para ver más allá de mi carne. Para como decía el Marqués de Sade saber sobre mis deberes con la sociedad, lo que me debo a m mismo o lo que le debo a los demás.

Un escueto saludo para ti.