Psicoanalista y Psicologa Malaga

 

Detenerse

En algunas ocasiones, tras un periodo largo de tiempo permaneciendo en la misma posición, por ejemplo un noviazgo de ocho años, un trabajo de cinco años, unos estudios… cualquier relación personal, laboral que conlleva cierta implicación aparecen dudas, se plantea un tiempo de reflexión, una detención.

Cuando ocurre esa detención, el propio afectado, la familia o las personas que están alrededor se llevan a las manos a la cabeza y empiezan a decir: pero como vas a hacer eso, con lo que te ha costado conseguirlo, con el tiempo que lleváis, si eso era lo que tu has querido siempre…y cualquier otra frase de arrepentimiento que se os pueda ocurrir.

Cuando se da una situación de detención hay que leerla en positivo. Esto quiere decir que después del tiempo de reflexión la respuesta siempre será la acertada, sea esta un si o sea la respuesta un no. Por ejemplo, una pareja de novios que después de diez años deciden darse un tiempo, durante ese periodo puede ocurrir:
- que se den cuenta que no pueden vivir el uno sin el otro y entonces deciden casarse,
- que se den cuenta que están mucho más tranquilos así, que han descubierto otras alternativas de vivir, y entonces no vuelven.

Por eso, sea cual sea la respuesta, será la mejor para ellos. Las propias personas implicadas tendrán que ser tolerantes con su proceso y con lo que sean capaces de producir. Y también las personas del entorno tendrán que ser respetuosas y entender que cada cual tiene su deseo, dejando atrás lo conservador y tradicional.

Por otro lado, no hay que justificar lo que ocurre en el presente, ya sea un tiempo de reflexión o sea otra cosa, con el pasado. Lo que ocurre ahora es sólo consecuencia del presente. A alguien le puede haber gustado trabajar de arquitecto ocho años, pero ahora le puede haber cambiado el gusto, o le pueden haber surgido nuevas oportunidas.

 

¿Sabías qué…?


- La vida: las actividades, los encuentros, las reuniones… tienen que tener interrupciones. Tienen que haber interrupciones, vivir con ellas y no estropearse la vida por ello. Habiendo interrupciones y tolerándolas se aprende que las cosas no son perfectas. Que la perfección no existe.

- Hay que ser tolerantes a los cambios y no ser susceptibles ante ellos: no siempre se puede quedar a la misma hora, ni se puede hacer lo mismo cada fin de semana, ni te lo puedes pasar igual de bien en cada encuentro, ni siempre puedes tener las vacaciones el mismo mes. Lo importante es que haya encuentros, vacaciones… Hay que tolerar los cambios para darse cuenta de que no vivimos en un idilio, porque no existen los ciclo ni la perfección.