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A ti, que tienes enemigos Querida víctima, Nos haces creer a todos que el mundo está en contra tuya, que nadie te entiende, que otros te atacan, que siempre te estás defendiendo y luchando contra todo, siempre nos hablas de cómo la injusticia y la mala suerte se ha cebado en ti ¿de verdad crees que hay una conspiración contra ti? No trates de ir muy lejos buscando un culpable. Antes de ver cómo te trata el mundo, deberías reflexionar y averiguar cómo te tratas a ti mismo. Porque empiezo a pensar que ni siquiera tú mismo quieres siempre el bien para ti. Tú eres tu peor enemigo. Aunque en realidad eres un listillo, pues siempre que pienses que tu situación es una cosa del destino, del azar, la casualidad tú te estás eximiendo del trabajo. Muchas veces el problema no es la realidad sino cómo tú la afrontas. ¿No estás harto de ponerte la zancadilla? ¿No estás harto de amar lo que te hace mal y de odiar lo que te hace bien? ¿No estás harto de ser tu peor y casi único enemigo? Esto es como en la historia del caballo de Troya: no busques fuera, que el enemigo ya está dentro. Me dirás entre agitado y sorprendido, como si de una herida narcisista se tratara que cómo va a querer uno hacer algo en contra suya. A veces actuamos en contra de nuestros propios intereses conscientes, pero siempre actuamos a favor de nuestro deseo. Los deseos inconscientes pueden ser amorosos, cariñosos, sádicos, de sufrimiento así que cuídate de los deseos que tienes para ti mismo. Parece que en lugar de ser el agresor fueses la víctima, y que sólo te queda sufrir y quejarte en lugar de ser capaz de poder construirte la vida que quieres vivir. Es mejor que te impliques en los actos. Y es mejor reconocer que la vida que tienes, los lugares que ocupas, lo has conseguido tú pasito a paso. ¿Hasta dónde llega tu maltrato que a veces tienes hasta envidia de ti mismo? Y otra vez, algo violentado me dirás, ¿envidia? ¿de mí mismo? Cuando haces bien tu trabajo, sueles experimentar una mejora en el trato por parte de la empresa, o por parte de los amigos, o por parte de la familia. Y hay veces que no toleras que dicho bienestar y buen trato se deba a lo que has conseguido. Llegas a experimentar envidia de ti mismo y puedes llegar a atentar contra ese de ti que ahora es otro mejor que el que tú eras antes. El envidioso es un "ciego", capaz de hundirse en miseria con tal de ver hundido al otro o incluso verse hundido el mismo. Un beso sin lástima y deja de boicotear tu vida.
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