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QUIERO MORIRME Querido moribundo: No hay que escucharse tanto. En lugar de estar ensimismado podrías tratar de valorar tus compromisos. Te hablo de compromisos porque el humano está hecho de sus pactos. Digamos que tu no eres nadie, más bien tú eres Pepe el hijo, Pepe el marido, Pepe el contable, Pepe el tenista Intentar comprenderse fuera de esos compromisos es volverse loco, porque hay preguntas a las que el hombre tiene que renunciar a saber su respuesta. Dices que te quieres morir, y sé que hay más gente que lo dice. Tal vez digas eso porque crees que nadie te dio nada. Como si tú fueses un despojo al que nadie ha mirado nunca. No deberías pensar así. Fíjate en la edad que tienes y todo lo que se ha hecho por ti. Ya naciste indefenso y alguien te cuidó hasta que pudiste hacerlo por ti mismo: te dieron alimento, cochecitos, guardería, te llevaron al parque, te civilizaron, más tarde fuiste al colegio, citas con los amigos, abrazos ¿A caso te quieres morir porque crees que nadie te ha dado nada? ¿o piensas que no puedes darle nada a nadie? No todos podemos dar lo mismo, igual tú no tienes dinero de sobra, o no tienes varias casas Pero con el simple hecho de trabajar ya estás dando, porque trabajar no sólo se trabaja por dinero y quien comprenda eso se sentirá más satisfecho, con menos culpa y más útil. De todas formas, uno nunca podrá saber el bien que está haciendo con su educación, su saber estar o simplemente con alguna de sus palabras. ¿Tus pocas ganas de vivir es porque tu mundo sólo esta formado por un par de relaciones? El humano sólo soporta a aquellos que son cómplices de su manera de vivir. En cuanto alguien nos contradice, automáticamente le descartamos porque de una manera inconsciente no nos interesa. Sólo nos interesamos por aquellos que comparten nuestras penas, sufrimientos o alegrías. Cuando dejamos de ser el centro del mundo, el mundo deja de interesarnos ¿intolerancia, soberbia o exceso de egoísmo? ¿O a caso quieres morirte porque temes despertar envidias? Digo esto porque hay veces en las que uno no se permite mejorar, crecer, avanzar, por temor a despertar envidias. Pero dicho temor no es otro sino el de tu propia envidia. Tal vez pienses que sobre ti van a caer las mismas desgracias, que tú como envidioso, también deseas que les suceda a los otros. Ten mucho cuidado. La realidad que cada uno tiene es la realidad que cada cual se produce. Porque es más fácil pensar que es la realidad la que nos va mal que aceptar que en nuestro interior existe deseos de sufrimiento, por ejemplo. Un beso desde lo que puede ser un día gris en tu cabeza.
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