Nov 27, 2024
Contradicciones. Estar al tanto de que muchas veces nos atraviesa la contradicción, y además es recomendable arreglárselas con eso. Sostenerlo sin buscar responsables, sin pagarla con nadie, si poner excusas, sin explicaciones.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
Nº Colegiada AO- 5262
Tel 951 91 81 21
Otras colaboraciones: a pie de calle, problemas de pareja, técnicas y pautas
Nov 15, 2024
Libros y películas, pueden servir para distraerse, para reírse, para evadirse, para llorar, se pueden consumir vorazmente… para cada cual cumplirá una función. Pero hay un tipo de libros, y un tipo de películas, no todos tienen ese valor, que permiten abrir una pausa, un tiempo para pensar o darnos cuenta de algo. Como escuché decir a la psicoanalista Nieves Soria: a veces nos pasan cosas, o sentimos cosas que no podemos ni nombrar, para los cuales no tenemos ni palabras. Y algunas lecturas tienen ese poder, son un medio para «poder decir».
Cabe preguntarse, ¿entonces hay libros o películas terapéuticos? Poder decir es un comienzo. Y para que haya una transformación subjetiva hay que hacer alguna elaboración con eso que nos pasa, y esto ya es un segundo momento. Seria un tiempo de saber.
Pero es muy buena recomendación, especialmente para los jóvenes, que vean películas clásicas, porque como sugirió Ramón Ubieto en una ocasión, las películas clásicas tratan temas clásicos, que servían a Shakespeare y nos sirven a nosotros también: los celos, el odio, la ambición, el poder. Y entonces los jóvenes empiezan a entender que eso que les pasa en las películas les pasa a ellos, les resuena ese tipo de situaciones. Y el arte produce muchas metáforas que para ellos son fundamentales para traducir algo, para decir algo de lo que le ocurre.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Nov 11, 2024
La etapa de la adolescencia, es un tiempo distinto hasta lo vivido hasta ese momento. Durante la niñez, son los padres los que cuidad del cuerpo de los hijos: sus heridas, su higiene, su energía… Pero con la llegad de la pubertad, «ahí el cuerpo se hace presente porque no lo entienden, porque aparece como un extraño en su vida, de repente empieza a excitarse no se sabe bien por qué, de repente empieza a deprimirse no se sabe bien por qué, a veces están contento, a veces están tristes…esa extrañeza del cuerpo les provoca la necesidad de hacer algo con eso.
¿Qué hacen los adolescentes con el cuerpo? Lo musculan, lo tatuan, lo intoxican, lo golpean, todas esa actividades, saltan, son actividades para domesticar la fiera, para tratar de hacer familiar eso que de entrada para ellos es extraño. Ese cuerpo. ¿Cómo habitar ese cuerpo?». Son palabras de Ramón Ubieto.
No todos los adultos hemos dejado atrás la adolescencia, ese tiempo donde toca pensar por uno mismos, entender que los padres no lo saben todo, y toca buscar nuestras propias repuestas. Para muchos las preguntas de qué hago yo con mi cuerpo, o qué hago yo con la sexualidad, son preguntas que siguen sin respuesta, porque no siempre es fácil de tramitar. Son respuestas que hay que construir, y que no por el simple hecho de cumplir años, es que una persona logra saber hacer con esa extrañeza del cuerpo. «Los adolescentes están en internet, además de otras cosas, para buscar respuestas a preguntas que nos hemos hecho todos.»
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Oct 23, 2024
Todos cometemos errores. En la teoría psicoanalítica los olvidos, los lapsus, las equivocaciones, lo errores…son actos fallidos. Un acto fallido es un acto logrado, logrado por el inconsciente. Pensar los errores de esta manera, permite que podamos decidir de una forma diferente, a que si pensamos que esos errores son accidentes, o cosas sin importancia, o el destino.
La experiencia del análisis es hacer la experiencia del inconsciente, y obtener un saber sobre nosotros mismos para poder seguir con nuestra vida, pero en de un modo un poco distinto.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Oct 11, 2024
En esta tarde de miércoles quiero compartir con vosotros una joya. Lo he titulado técnica contra el sufrimiento, pero como el sufrimiento genera rechazo y es poco comercial, tal vez haría mejor si le pusiese por título: técnica para la felicidad. Dado que «no hay una coraza impenetrable para los dardos del destino y menos cuando la fuente del padecer es el cuerpo propio», la joya de la que os hablo, son unas palabras balsámicas de Sigmund Freud. Os dejo el mismo fragmento, pero de distintos traductores y editoriales.
«Cuando no hay una disposición particular que prescriba imperiosamente la orientación de los intereses vitales, el trabajo profesional ordinario, accesible a cualquier persona, puede ocupar el sitio que le indica el sabio consejo de Voltaire. En el marco de un panorama sucinto no se puede apreciar de manera satisfactoria el valor del trabajo para la economía libidinal. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individua tan firmemente a la realidad como la insistencia en le trabajo, que al menos lo inserta en forma segura en un fragmento de la realidad, a saber, la comunidad humana. La posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional y sobre los vínculos humanos que con él se enlazan una considerable medida de componentes libidinosos, narcisistas, agresivos y hasta eróticos le confiere un valor que no va a en zaga a su carácter indispensable para afianzar y justificar la vida en sociedad. La actividad profesional brinda una satisfacción particular cuando ha sido elegida libremente, o sea, cuando permite volver utilizables mediante sublimación inclinaciones existentes, mociones pulsionales proseguidas o reforzadas constitucionalmente. No obstante, el trabajo es poco apreciado, como vía hacia la felicidad, por lo seres humanos. Uno no se esfuerza hacia él como hacia las otras posibilidades de satisfacción. La gran mayoría de los seres humanos sólo trabaja forzados a ello, y de esta natural aversión de los hombres al trabajo derivan los más difíciles problemas sociales.» (Fragmento del malestar en la cultura, Freud 1929, Amorrortu)
«Cuando falta una vocación especial que imponga una orientación imperativa a los interese vitales, el simple trabajo de los oficios manuales, accesible a todo el mundo, puede desempeñar la función que tan sabiamente aconseja Voltaire. Es imposible considerar adecuadamente en una exposición concisa la importancia del trabajo en la economía libidinal. Ninguna otra técnica de orientación vital liga al individuo tan fuertemente a la realidad como la acentuación del trabajo, que por lo menos lo incorpora sólidamente a una parte de la realidad, a la comunidad humana. La posibilidad de desplazar al trabajo y a las relaciones humanas con él vinculadas una parte muy considerable de los componentes narcisistas, agresivos y aun eróticos de la libido, confiere a aquella actividades un valor que nada cede en importancia al que tiene como condiciones imprescindible para mantener y justificar la existencia social. La actividad profesional ofrece particular satisfacción cuando ha sido libremente elegida, es decir, cuando permite utilizar, mediante la sublimación, inclinaciones preexistentes y tendencias instintuales evolucionadas o constitucionalmente reforzadas. No obstante, el trabajo es menospreciado por el hombre como camino a la felicidad. No se precipita a él como otras fuentes de goce. La inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, y de esta natural aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales. (Fragmente de El malestar en la cultura, Freud 1930, Biblioteca Nueva)
En ambas traducciones aparecen palabras técnicas: «economía libidinal», «sublimación», «mociones pulsionales», «componentes narcisistas, agresivos y eróticos de la libido»; pero aún así se hace fácil captar la relación entre trabajo y felicidad.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Oct 2, 2024
¿Qué harías por sufrir menos? ¿Qué darías por sufrir menos?
Te viene mal el sitio, te vienen mal los honorarios, te viene mal pensar, te viene mal esperar, hasta hay veces que te viene mal hablar… Tal vez no quieras sufrir un poco menos. O tal vez -porque a nadie le gusta sentir que tiene responsabilidad en lo que le pasa-, hay algo que te impide separarte de lo lastimoso. Sin duda es para pensar qué sucede cuando uno se queja, pero sin embargo está dispuesto a ceder muy poco o nada. ¿Hacer? ¿Ceder? Hacer es un verbo que supone acción, producción, en contraposición a pasividad o recibir. Y ceder… uno puede ceder tantas cosas: ceder tiempo, ceder unas palabras, ceder algo de comodidad, ceder soledad, por ejemplo. Por extraño que parezca, hay quien ha hecho del sufrimiento y la queja su modo de estar en el mundo. Pero verdaderamente uno puede encontrar otro sitio más original.
¿Cuál es la causa del sufrimiento? También podemos decir malestar, queja, infelicidad, ¿está dentro?, ¿está fuera? En muchas ocasiones buscamos responsables fuera, respecto a nuestro malestar. Pero cuando uno descubre casi por sorpresa qué hacer consigo mismo, las cosas bonitas de esta vida hacen su aparición casi como por arte de magia. Sabemos que no es por magia que vamos a sufrir menos. Es con implicación y disposición que podemos aprender a dar mejor expresión a nuestra energía psíquica
Entonces, para sufrir menos está bueno «encontrarse un ratito a hablar con un analista» (Gabriel Racki), y hablar bajo las reglas de la asociación libre. Porque «el psicoanálisis no es una filosofía- Obtiene resultados importantes porque da sentido a la palabra del sujeto, porque presta a esa palabra una atención nueva» (Massimo Recalcati). Y diga lo que diga quien nos consulta, nunca es una tontería. Porque si lo que nos está diciendo le produce sufrimiento, es porque para él es importante; y si lo que nos está contando le pone contento, es porque del mismo modo, también es importante para él.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Sep 24, 2024
Te lo mereces
¿Merecer o Desear?
Cuando escucho la expresión es que «me lo merezco», es que «te lo mereces», me hace pesar. Una de las acepciones del diccionario de la palabra merecer es: «Hacerse digna de premio o de castigo».
Solo por el hecho de estar vivos uno merece una buena vida. Quizá esto tiende a confundirse con «yo tengo derecho a todo, y alguien (generalmente representado por el estado, los padres, el jefe) me lo tiene que dar». Tener un buena vida no es lo mismo que hacer lo que me da la gana. Lo primero tiene que ver con ser consecuentes con lo que uno quiere para su vida, incluirlo, y responsabilizarse de ello. Y lo segundo, hacer lo que me da la gana, tiene más que ver con hacer lo me apetece, o hacer algo impulsivamente, sin tener en cuenta las consecuencias.
A veces hay acontecimientos desafortunados, pero muchas otras veces, sin ser muy conscientes de ello elegimos cosas para nuestra vida que no nos hacen bien, y nos vemos viviendo una vida poco amable. Podemos reconsiderar nuestras elecciones, y elegir aquellas cosas que nos hagan sentir vivo. Y es a eso que uno elije, a lo que hay que darle dignidad. Merecer sería lo que uno elije, sin la necesidad de pasar previamente por el sobre esfuerzo o el sacrificio. Para vivir bien no es necesario pagar la cuota del sacrificio, eso más bien parece una manifestación superyoica que conviene ser tratada.
Así por ejemplo puedo justificar mi descanso tras una agotadora jornada laboral, «me lo merezco», o puedo descansar porque me gusta cierta tranquilidad. Las cosas pueden ser merecidas, pero además y sobre todo, han de ser deseadas.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Sep 18, 2024
Consultar con un psicoanalista porque a veces uno solo no puede. Y está bien que sea así. Llegamos al mundo por otros, y por otros podemos hablar, y es precisamente entre otros que uno puede encontrar uno de los pilares fundamentales de la salud. Recordamos una vez más la definición de salud de Freud como la capacidad de amar y trabajar. Consultar a un psicoanalista es entre otras cosas un lazo social, que implica ir más allá de uno mismo, pero el amor como lazo no está de moda.
Consultar con un psicoanalista no para que te diga lo que tienes que hacer, mucha gente espera eso, sino para poder pensar, para encontrarnos con preguntas que no nos habíamos hecho antes, para cuestionarnos por qué hay cosas en exceso en nuestra vida, y por qué hay otras cosas que faltan. Hay que tener ganas de hablar, pero hablar es para escucharse, para escucharse decir de manera sorpresiva a través de otro. Más que desahogarse, es un proceso donde uno puede separase de algo de si, y puede elegir.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Sep 11, 2024
Verano
Dolce far Niente – John William Waterhouse
Verano no siempre es sinónimo de vacaciones, pero para muchas personas suele marcar un ritmo diferente al del resto del año.
Si para ti verano y vacaciones van juntos, ¿has disfrutado de ese tiempo? Tal vez hayas gozado del tiempo pausado. O tal vez justo en esa pausa has sentido que algo no iba bien. En muchas ocasiones eso que no va bien, no es el resultado de factores externos; pareja, trabajo, familia, amigos, sino algo interno. Verano suele ser una pausa de la activad, pero hay que tener en cuenta que el inconsciente no se va de vacaciones.
El ritmo activo, a veces rápido tiene esa doble cara de que por un lado puede estresar, pero por otro lado todo ese movimiento también silencia otras cosas. Hay que caer en la cuenta, que el ritmo que impone la rutina es fruto de la elecciones que hemos hecho, y de lo que hemos decidido que forme parte de nuestra vida. Lo que quiere decir que es una razón para estar contentos, y con entusiasmo. Y viene al caso hacer mención a Freud, quien dice que la salud es capacidad la capacidad de amar y trabajar.
Estar de descanso, estar ocupado, disfrutar de diferentes cosas. Si para ti ha sido un mal verano, no te precipites en hacer valoraciones o juicios. Podemos pensar juntos y ver exactamente qué te ha pasado a ti, y así construir un invierno y un próximo verano más gozoso. Algún cambio que te permita que los días no sean una repetición, más de lo mismo. Recuerda, vivir es urgente.
Quizá el mayor reto, sea convivir con esa parte de nosotros menos amable
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Abr 20, 2024
Hipnosis y psicoanálisis
Tuve la suerte el pasado viernes19 de abril, de escuchar una conferencia de Vicente Palomera (psicoanalista miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP-España) y de la Escuela de la Orientación lacaniana (EOL-Argentina). Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona. Especialista en Psicología Clínica. DEA por la Universidad de París VIII.
La conferencia llevaba por título «la dimensión ética de clínica». Y entre otros aspectos interesantes, habló de un caso de éxito terapéutico tratado por Freud: una mujer, madre, incapaz de amamantar a su hijo recién nacido. El caso es “un tratamiento de un síntoma histérico por hipnosis”. Con el trata de conferir a un caso la virtud probatoria de un tratamiento terapéutico. A pesar del éxito terapéutico, esa paciente insistía en preguntarse lo siguiente: ¿Cómo puede haber éxito de la hipnosis allí donde yo con mi voluntad resulta impotente? En el esfuerzo por dominar el síntoma, el secreto del síntoma quedaba olvidado, y esto lleva a Freud a renunciar al poder de la sugestión, en aras de un saber que se entrega mediante las palabras del paciente. Se trata de curar si, pero no sin revelar el secreto del síntoma.
¿Qué es el síntoma para el psicoanálisis? ¿Cómo se trata? ¿Es posible eliminarlo? Son cuestiones que iremos tratando más adelante. La concepción del síntoma en psicoanálisis es distinto que el de la medicina u otras disciplinas.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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