Psicoanalista Málaga y Mijas | Genoveva Navarro | 951918121 info@tudivan.com
Sufrir menos

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¿Qué harías por sufrir menos? ¿Qué darías por sufrir menos?

Te viene mal el sitio, te vienen mal los honorarios, te viene mal pensar, te viene mal esperar, hasta hay veces que te viene mal hablar… Tal vez no quieras sufrir un poco menos. O tal vez -porque a nadie le gusta sentir que tiene responsabilidad en lo que le pasa-, hay algo que te impide separarte de lo lastimoso. Sin duda  es para pensar qué sucede cuando uno se queja, pero sin embargo está dispuesto a ceder muy poco o nada. ¿Hacer? ¿Ceder? Hacer es un verbo que supone acción, producción, en contraposición a pasividad o recibir. Y ceder… uno puede ceder tantas cosas: ceder tiempo, ceder unas palabras, ceder algo de comodidad, ceder soledad, por ejemplo. Por extraño que parezca, hay quien ha hecho del sufrimiento y la queja su modo de estar en el mundo. Pero verdaderamente uno puede encontrar otro sitio más original.

¿Cuál es la causa del sufrimiento? También podemos decir malestar, queja, infelicidad, ¿está dentro?, ¿está fuera? En muchas ocasiones buscamos responsables fuera, respecto a nuestro malestar. Pero cuando uno descubre casi por sorpresa qué hacer consigo mismo, las cosas bonitas de esta vida hacen su aparición casi como por arte de magia. Sabemos que no es por magia que vamos a sufrir menos. Es con implicación y disposición que podemos aprender a dar mejor expresión a nuestra energía psíquica

Entonces, para sufrir menos está bueno «encontrarse un ratito a hablar con un analista» (Gabriel Racki), y hablar bajo las reglas de la asociación libre. Porque  «el psicoanálisis no es una filosofía- Obtiene resultados importantes porque da sentido a la palabra del sujeto, porque presta a esa palabra una atención nueva» (Massimo Recalcati).  Y diga lo que diga quien nos consulta, nunca es una tontería. Porque si lo que nos está diciendo le produce sufrimiento, es porque para él es importante; y si lo que nos está contando le pone contento, es porque del mismo modo, también es importante para él.

 

 

Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
Nº Colegiada AO- 5262
Tel 951 91 81 21

 

Otras colaboraciones: a pie de calleproblemas de parejatécnicas y pautas

 

Te lo mereces

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Te lo mereces

¿Merecer o Desear?

Cuando escucho la expresión es que «me lo merezco», es que «te lo mereces», me hace pesar. Una de las acepciones del diccionario de la palabra merecer es: «Hacerse digna de premio o de castigo».

Solo por el hecho de estar vivos uno merece una buena vida. Quizá esto tiende a confundirse con «yo tengo derecho a todo, y alguien (generalmente representado por el estado, los padres, el jefe) me lo tiene que dar». Tener un buena vida no es lo mismo que hacer lo que me da la gana. Lo primero tiene que ver con ser consecuentes con lo que uno quiere para su vida, incluirlo, y responsabilizarse de ello. Y lo segundo, hacer lo que me da la gana, tiene más que ver con hacer lo me apetece, o hacer algo impulsivamente, sin tener en cuenta las consecuencias.

A veces hay acontecimientos desafortunados, pero muchas otras veces, sin ser muy conscientes de ello elegimos cosas para nuestra vida que no nos hacen bien, y nos vemos viviendo una vida poco amable. Podemos reconsiderar nuestras elecciones, y elegir aquellas cosas que nos hagan sentir vivo. Y es a eso que uno elije, a lo que hay que darle dignidad. Merecer sería lo que uno elije, sin la necesidad de pasar previamente por el sobre esfuerzo o el sacrificio. Para vivir bien no es necesario pagar la cuota del sacrificio, eso más bien parece una manifestación superyoica que conviene ser tratada.

Así por ejemplo puedo justificar mi descanso tras una agotadora jornada laboral, «me lo merezco», o puedo descansar porque me gusta cierta tranquilidad. Las cosas pueden ser merecidas, pero además y sobre todo, han de ser deseadas.

 

Genoveva Navarro
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Consultar con un psicoanalista

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Consultar con un psicoanalista porque a veces uno solo no puede. Y está bien que sea así. Llegamos al mundo por otros, y por otros podemos hablar, y es precisamente entre otros que uno puede encontrar uno de los pilares fundamentales de la salud. Recordamos una vez más la definición de salud de Freud como la capacidad de amar y trabajar. Consultar a un psicoanalista es entre otras cosas un lazo social, que implica ir más allá de uno mismo, pero el amor como lazo no está de moda.

Consultar con un psicoanalista no para que te diga lo que tienes que hacer, mucha gente espera eso, sino para poder pensar, para encontrarnos con preguntas que no nos habíamos hecho antes, para cuestionarnos por qué hay cosas en exceso en nuestra vida, y por qué hay otras cosas que faltan. Hay que tener ganas de hablar, pero hablar es para escucharse, para escucharse decir de manera sorpresiva a través de otro. Más que desahogarse, es un proceso donde uno puede separase de algo de si, y puede elegir.

 

Genoveva Navarro
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Verano

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Dolce far Niente – John William Waterhouse

 

Verano no siempre es sinónimo de vacaciones, pero para muchas personas suele marcar un ritmo diferente al del resto del año.

Si para ti verano y vacaciones van juntos, ¿has disfrutado de ese tiempo? Tal vez hayas gozado del tiempo pausado. O tal vez justo en esa pausa has sentido que algo no iba bien. En muchas ocasiones eso que no va bien, no es el resultado de factores externos; pareja, trabajo, familia, amigos, sino algo interno. Verano suele ser una pausa de la activad, pero hay que tener en cuenta que el inconsciente no se va de vacaciones.

El ritmo activo, a veces rápido tiene esa doble cara de que por un lado puede estresar, pero por otro lado todo ese movimiento también silencia otras cosas.  Hay que caer en la cuenta, que el ritmo que impone la rutina es fruto de la elecciones que hemos hecho, y de lo que hemos decidido que forme parte de nuestra vida. Lo que quiere decir que es una razón para estar contentos, y con entusiasmo. Y viene al caso hacer mención a Freud, quien dice que la salud es capacidad la capacidad de amar y trabajar.

Estar de descanso, estar ocupado, disfrutar de diferentes cosas. Si para ti ha sido un mal verano, no te precipites en hacer valoraciones o juicios.  Podemos pensar juntos y ver exactamente qué te ha pasado a ti, y así construir un invierno y un próximo verano más gozoso. Algún cambio que te permita que los días no sean una repetición, más de lo mismo. Recuerda, vivir es urgente.

Quizá el mayor reto, sea convivir con esa parte de nosotros menos amable

 

Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
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Hipnosis y psicoanálisis

Hipnosis y psicoanálisis

Tuve la suerte el pasado viernes19 de abril, de escuchar una conferencia de Vicente Palomera (psicoanalista miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP-España) y de la Escuela de la Orientación lacaniana (EOL-Argentina). Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona. Especialista en Psicología Clínica. DEA por la Universidad de París VIII.

La conferencia llevaba por título «la dimensión ética de clínica». Y entre otros aspectos interesantes, habló de un caso de éxito terapéutico tratado por Freud:  una mujer, madre, incapaz de amamantar a su hijo recién nacido. El caso es “un tratamiento de un síntoma histérico por hipnosis”. Con el trata de conferir a un caso la virtud probatoria de un tratamiento terapéutico. A pesar del éxito terapéutico, esa paciente insistía en preguntarse lo siguiente: ¿Cómo puede haber éxito de la hipnosis allí donde yo con mi voluntad resulta impotente? En el esfuerzo por dominar el síntoma, el secreto del síntoma quedaba olvidado, y esto lleva a Freud a renunciar al poder de la sugestión, en aras de un saber que se entrega mediante las palabras del paciente. Se trata de curar si, pero no sin revelar el secreto del síntoma.

¿Qué es el síntoma para el psicoanálisis? ¿Cómo se trata? ¿Es posible eliminarlo? Son cuestiones que iremos tratando más adelante. La concepción del síntoma en psicoanálisis es distinto que el de la medicina u otras disciplinas.

Genoveva Navarro
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Rutina y repetición

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Abre la esperanza

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Abre la esperanza. Es frecuente que en las primeras entrevistas, quien nos consulta sienta que el psicoanalista sabe algo respecto de ellos, que ellos mismos no saben. Eso es un alivio y abre a la espereza. El psicoanálisis es un modo de escucha diferente al de otras terapéuticas y la escucha cotidiana. Querer saber algo de esa parte desconocida que nos habita, es una una buena manera de poder hacer otra cosa, y que empiecen a pasar cosas nuevas, en lugar de que haya una repetición de lo mismo.

Como se puede intuir, esa repetición de la que hablo, que nos supone un problema, no es la que se refiere a tener cierta rutina en nuestros días. Sino esa repetición que lleva aparejada un sufrimiento, un otra vez lo mismo, eses engancharse siempre a las mismas personas, esa queja de que se tiene siempre el mismo rol. Percibir cual es nuestra responsabilidad, sin quedar reducidos a la condición de victimas, es lo que posibilita un cambio, abre la esperanza: ¿Qué de mi hay en todo esto?

En palabras de Manuel Fernández Blanco:

«Un psicoanálisis ofrece la posibilidad de que puedas escuchar lo que dices en lo que enuncias. No hay una identidad entre entre el enunciado y la enunciación. Si no hay una interrogación el sujeto queda más desprotegido frente a sí mismo.
El poder escuchar algo mas en lo que él mismo está diciendo,  es lo que puede abrir a la esperanza en muchos casos.
No hay sujeto sin síntoma. Pero si el síntoma no se auxilia del enigma: ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué dice de mi? Eso que  no puedo dejar de hacer aunque comparte sufrimiento, si el síntoma no se auxilia del del enigma realmente el sujeto queda micho más indefenso frente a la repetición»

 

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Hacer terapia

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Hacer terapia es distinto de ir a terapia. ¿Qué esperar cuando uno va a terapia? La finalidad de un proceso terapéutico es que la persona sepa hacer algo distinto con eso que le hace sufrir, sufrir menos, hasta renunciar a sufrir. Es un proceso activo y requiere de un gran compromiso.

Se trata de que juntos, terapeuta y paciente, vayamos recorriendo un camino y construyendo esa nueva salida. Las cosas cambian si cambio yo, y cambiar conlleva esfuerzo. Por eso que no es consultar para que te den herramientas, a modo de comprar, eso se parece más a consumir, a pasividad. En este sentido, no se trata de ir a terapia sino de hacer terapia. Eso tiene su tiempo.

Pero cada vez más,  y casi es un síntoma contemporáneo, las personas quieren que “le saquen algo”, rápido, sin perder tiempo, y sin sentir la curiosidad necesaria para entender lo que les está pasando. Y claro que el tiempo es muy valioso, para el que consulta y para el profesional. Pero es justamente atravesar la problemática que los trae a la consulta, de dónde se puede extraer un saber ser y estar, ese saber para hacer de otra manera.

Esas herramientas que muchas veces son demandas no suele ser un listados de cosas “que se deberían hacer” para gestionar las dificultades. El espacio terapéutico ayuda a ver y a esclarecer el camino y no tanto  a decir lo que otro tiene o debería hacer. Es desmenuzando la problemática que cada paciente trae, haciéndose preguntas, aprendiendo a pensar, viendo la utilidad de los límites, reconociendo esos tatuajes sin tinta que llevamos, conocer nuestras defensas, ver cómo uno se relaciona con lo que no espera, con lo que no le cuadra, también ver cómo uno se permite y se relaciona con la alegría y el disfrute… esas son las herramientas, y un auténtico beneficio.

 

Genoveva Navarro
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Apreciación 2

Apreciación. ¿Sabíais que la terapia es un proceso?

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Apreciación

Apreciación. ¿Sabíais que es distinto conseguir algo y sostener ese logro?

 

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