Psicoanalista Málaga y Mijas | Genoveva Navarro | 951918121 info@tudivan.com

Esta mañana me sorprendía un anuncio en un periódico, que fácilmente se puede ver en otros medios de comunicación. En el anuncio, de una conocida tienda de ropa, aparece una etiqueta mostrando «Rebajas hasta un 50%», y debajo una caja de antidepresivos tirados a la papelera. Según el anuncio, en esta original forma de vender su marca, uno podría olvidarse de la depresión comprando ropa.

La ropa no sólo cubre una necesidad básica, cumple otras funciones. Por ejemplo, cumple la función de estar guapos, modernos, elegantes, correctos. Pero la ropa no cumple otras muchas funciones: no nos transforma ni nos ayuda a conocernos. Generalmente al hecho de comprar ropa u otras cosas se le suele dar una finalidad que no tiene en sí misma: entretenerse, relajarse, tapar otras cuestiones… En este sentido, un día escuché una conversación entre novios. La chica dijo: «Estoy aburrida, no sé cómo pasar la tarde, no sé si ir de tiendas». El novio le contestó: «Qué triste, ¿no tienes otra forma más satisfactoria de pasar la tarde?». A mí me sorprendió. Parece que consumir es una actividad de ocio muy extendida y que la gente suele practicar en exclusividad. Hay personas que van de compras casi todos los días. Eso es pobreza.

Retomando el tema del anuncio, la depresión es un problema muy serio y no tiene fácil remedio saliendo simplemente a comprar «trapitos». Mejor que gastar por gastar para sentirse mejor, habría que aprender a invertir en salud, por ejemplo, asistiendo a alguna terapia.

El anuncio parece reflejar también que en estos días se podría sufrir más depresión tras las Navidades o por la denominada «cuesta de Enero». Pero la cuesta de enero es más psicológica que económica. La verdadera cuesta para muchos es que «año nuevo» no es «vida nueva». Resulta que el «año nuevo» sigue siendo igual que los anteriores, porque el cambio no lo trae el nuevo año sino la implicación, el trabajo y el deseo. Así que el que espere que el año nuevo le traiga una vida nueva, como si fuera un regalo de Navidad, que se vaya olvidando.

La cuesta de enero y la del resto de los meses, nos muestra cierta pobreza a la hora de marcarnos propósitos. Algunas personas, año tras año, se van marcando los mismos objetivos, como si esa fidelidad les diera la percepción de que el tiempo no pasa, de que todo permanece idéntico, y aunque cada año quieren dejar de fumar o adelgazar el tiempo sigue corriendo. A pesar de que los objetivos son los mismos, las arrugas no lo son.

Enhorabuena si tienes algún propósito. Ahora ten paciencia para llevarlos acabo, a veces es cuestión de días, meses o de varios años. Trabaja para ello y cuídate de no satisfacerte con sólo pensarlo. Si lo consigues, los antidepresivos acabarán, seguro, en la papelera.

 

Genoveva Navarro
Psicologa Psicoanalista
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Málaga