
Café con amigas, bla bla bla.
Cito a Graciela Brodsky: «Las mujeres nos citamos con una amiga, nos juntamos para tomar un café y charlar. Es un pacto de cortesía, ahora te toca hablar a ti y ahora que termines voy yo. Pero solo escuchamos para tener el derecho de hablar. Lo único que uno busca es la satisfacción del bla bla bla…»
Pero hay un más allá. Amigas, un vecino, un familiar, todos conocemos a alguien que te pregunta cómo estás, te deja contestar, y rápidamente se pone a hablar sin parar. Sin parar, ya casi sin cortesía. Sin parar para que el otro interactúe, sin parar para escuchar algo, para escuchar otra cosa, tampoco para escucharse. El foco puesto en hablar, no es para pedir opinión, o si lo fuese no es para cambiar algo, no es para informar, ni es para decir, ni es para saber. Un goce articula a lo simbólico, eso sí.
En la consulta de un psicoanalista se habla, la regla fundamental es la asociación libre, pero como dice Graciela Brodsky, «que nadie piense que la sustancia de la asociación libre es querer saber. Nadie quiere saber nada, por definición. Nos habita la pasión de la ignorancia. Nadie habla para saber». Justamente esa es la clave, saber, a diferencia de lo que ocurre fuera del dispositivo, el analista está ahí para acompañar a que alguna pregunta se abra, que algo de la dimensión del inconsciente se haga presente, apuntar a ese más allá de uno mismo, a ese más allá de la conciencia.
Café con amigas sí. Consultar a un psicoanalista también. Muy recomendable las dos cosas.
Genoveva Navarro
Psicóloga Psicoanalista
Nº Colegiada AO- 5262
Tel 951 91 81 21
Otras colaboraciones: a pie de calle, problemas de pareja, técnicas y pautas